La piscucha, como la conocemos en El Salvador, recibe otros nombres en el resto del continente: barrilete, en Argentina, Guatemala y Nicaragua; chichigua, en República Dominicana; chiringa, en Puerto Rico; cometa, en Panamá, Perú y Chile; pandorga en Paraguay; papalote, en Costa Rica y Cuba, y papagayo en Venezuela*.
La historia registra que las piscuchas se utilizaban como dispositivo de señalización militar alrededor del año 1200 a. C., pues los movimientos y colores se convertían en mensajes para los destacamentos militares. En Europa, en el siglo XII, los niños jugaban con piscuchas a las que añadían cuerdas para hacerlas sonar. Incluso, se registra su uso como equipo de medición atmosférica, mediante el experimento del político e inventor estadounidense Benjamín Franklin, quien se sirvió de ésta para investigar los rayos e inventar el pararrayos
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